lunes, 25 de mayo de 2009

REESCRIBIENDO LA HISTORIA


Extraido de Emol.cl, Policía
Lunes 25 de Mayo de 2009


Investigación de la PDI plantea un nuevo culpable del asesinato de Manuel Rodríguez
Oscar Saavedra


Por casi 190 años, la historia dio por hecho que el coronel Manuel Rodríguez Erdoiza murió acribillado por el teniente español Antonio Navarro, en el lugar que hoy está situado el monumento que recuerda al "Húsar de la Muerte" en Tiltil, a unos 40 kilómetros de Santiago. Pero algunos aspectos podrían ser distintos.
Porque una investigación de la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones (PDI), y el fiscal del Ministerio Público, Juan Pablo Buono-Core, llegó a tres nuevas conclusiones: El asesino de Rodríguez sería otro militar, quien lo habría ultimado en un sitio distinto al conocido, y que los restos del prócer aún se encontrarían desaparecidos.
A sólo un par de días de un nuevo aniversario de la muerte de Rodríguez, este martes 26 de mayo, un equipo de peritos forenses de Homicidios, encabezado por el jefe nacional Gilberto Loch, reconstruyó los hechos.
Rodríguez cayó preso el 17 de abril de 1818. Durante ocho días permaneció confinado en el cuartel de San Pablo, en calle Teatinos.
A las 6 de la madrugada del 25 de abril de 1818, el "Húsar de la Muerte" abandonó la unidad militar junto a un batallón de 500 hombres del Regimiento Cazadores de Los Andes, destinados a una división de Quillota. El prócer y sus custodios, soldados españoles y argentinos, iban distanciados en la vanguardia o la retaguardia de la tropa, para evitar una eventual fuga.
El prefecto Loch explicó que "el homicidio de Rodríguez ya estaba decidido. En el juicio contra Navarro en 1823 se establece que se había acordado la exterminación del coronel Rodríguez por convenir a la tranquilidad pública y a la existencia del Ejército".
Nuevas aristas
Durante la tarde del 26 de mayo de 1818, el héroe y el batallón a cargo del comandante argentino Rudecindo Alvarado llegaron hasta la Hacienda Polpaico, donde acamparon entre la casa patronal y el estero de Lampa. Un croquis elaborado por el Laboratorio de Criminalística (Lacrim), en base a testimonios de la época, indica que Rodríguez quedó cautivo a tres cuadras (unos 375 metros) de la retaguardia del grupo.
"Navarro, con su preso y su escolta, se alojó en una casita que decía que era una pulpería", apuntó el capitán Manuel José Benavente, en un escrito del 17 de abril de 1850.
Rodríguez fue sacado de allí y llevado hasta una pequeña casa. Los investigadores sostienen que hallaron aquel inmueble en medio de un campo de olivos.
Más tarde, cerca de las 8 de la noche, Rodríguez y sus captores caminaron hasta un terreno baldío, en el que, según relatos históricos, había dos maitenes y una profunda zanja.
Allí, el comandante Alvarado habría asesinado al "Húsar de la Muerte". El fiscal Buono-Core explicó que siempre se ha señalado que el teniente Navarro acribilló a Rodríguez, pero el análisis al proceso judicial de 1823 estableció que el autor material y, además, encargado de la ejecución era el militar argentino y miembro de la logia Lautarina.
"En la declaración de un cabo del Regimiento Cazadores se señala que el comandante Alvarado le pide a Navarro al detenido Rodríguez, llevándoselo junto a 3 soldados. En un paraje metros distantes del lugar, en un montículo se escuchó un disparo de arcabuz. Pero el prócer no murió de un disparo, sino que de un TEC producto de los golpes en la cabeza de Alvarado y los soldados", planteó Buono-Core.
Según la PDI, el terreno donde acribillaron a Rodríguez estaría ubicado al oriente del monumento, en el sector de "La Cancha del Gato", a unos 4 kilómetros de la Hacienda Polpaico.
El cuerpo de Rodríguez quedó abandonado en la zanja durante cinco días. Luego, unos campesinos lo sepultaron bajo el presbiterio de la capilla La Merced, de Tiltil. El prócer habría estado enterrado en el altar hasta 1895, cuando se encargó a un comité encontrar sus restos y trasladarlos hasta el Cementerio General, en Santiago.
Sin embargo, la comisión habría exhumado los restos de otro hombre. En 1984, el perito forense Claudio Paredes examinó las osamentas enterradas en el Patio Arriarán. Entonces, se concluyó que el cadáver correspondía al de una persona de más de 45 años, descartándose que se tratara de Rodríguez, quien murió a los 33 años.
Dentro de los próximos meses, el fiscal Juan Pablo Buono-Core solicitará la exhumación de las osamentas para establecer científicamente que no corresponden a las de Rodríguez. También se tramitará la reapertura de la bóveda en el altar de la capilla La Merced, donde la investigación presume que hasta ahora continúan enterrados los restos del prócer.